Sitges, 22 de junio de 1986. 

Antoni acude a votar a las generales con dos certezas. La primera es que cada vez comprende menos el mundo que lo rodea. La segunda, que se quiere jubilar.

Sin embargo, la decisión de traspasar el emblemático Café del Mar no es bien recibida por Fede, cliente habitual y coordinador del club de lectura. Y también su amante desde hace dos décadas. 

Porque el café no solo ha sido escenario de su historia, sino refugio de almas inquietas durante la dictadura. El lugar que los instó a mantener la esperanza en tiempos oscuros, y ahora deben aprender a dejarlo marchar…