Una novela de romance LGBT interracial y familia encontrada en Dinamarca.
Sinopsis:
Rob es serio y calculador. Gus, extrovertido y detallista.
Rob vive inmerso en la rutina, sin ser consciente del peso que arrastra. Gus se desvive por regalar sonrisas, aunque en su interior se haya desatado una tormenta.
Rob siempre pasa de largo el Tívoli, el parque de atracciones de Copenhague, porque lo considera un lugar frívolo. Gus, que trabaja ahí y adora el recinto, lleva meses viéndole pasar.
Cuando una tarde Rob se detiene a la puerta del parque movido por los recuerdos, Gus decide hablarle al percatarse de su tristeza y le entrega un obsequio para que le dé luz. Una simple bombilla que lo cambia todo, pues supondrá no solo el comienzo de su historia de amor, sino de cuatro en realidad.
Porque esta es la historia de Rob, que necesita liberarse de las cadenas que le impiden volar libre en busca de su felicidad.
Esta es la historia de Gus, que necesita aceptar que merece que le cuiden al igual que él cuida de los demás.
Esta es la historia de Isma, que necesita convencerse de que es amado por ser quien es.
Y esta es la historia de Björn, que necesita volver a dejar su huella en la tierra de los hombres.
Tropos:
🏳️🌈 Romance LGBT
🌍 Amor interracial
👨👨👦 Familia encontrada
🏰 Ambientación en Dinamarca
Fragmento de lectura:
—¿Sabes qué? Me parece genial que tengas tan claro cómo quieres llevar tu vida. —Rob, pensando de nuevo más bien en voz alta, musitó—: Debería seguir tu ejemplo, llegar a conocerme con tanta profundidad.
Gus le tomó de la mano y, tras llevársela a los labios, se la besó.
—Lo estás haciendo bien. —Al reparar en que sus respectivas tazas llevaban un buen rato vacías, hizo ademán de incorporarse—. ¿Nos vamos? Estoy deseando que veas el lugar donde crecí.
Rob asintió con un cabeceo. Volvieron a dirigirse hacia el metro, y ya a bordo del tren, cuando estaban a punto de bajarse en la parada correspondiente, Rob comentó:
—¿Sabes de qué me acabo de dar cuenta?
—No. Sorpréndeme.
—De que no incluí El mago de Oz en la lista de clásicos que tenemos que ver juntos.
—¡Es verdad! —se llevó Gus las manos a la cabeza—. ¡Menudo fallo, si es de mis pelis favoritas de todos los tiempos!
—De las mías también… De hecho, Over the Rainbow siempre ha sido mi canción preferida.
Nada más hubo escuchado aquello, Gus carraspeó y empezó a cantarle al oído mientras se sujetaba a una de las barras metálicas:
—Somewhere over the rainbow, way up high…
—¡Gus! —trató de pararle mientras se echaba a reír, pues aunque no había elevado demasiado la voz, los que los rodeaban de seguro podían oírle.
—… there’s a land that I heard of once in a lullaby —siguió cantando, como si fuese Judy Garland, al tiempo que entraban en la estación y la velocidad se reducía.
—Nos van a llamar la atención… —continuó riendo.
Gus, en lugar de redimirse, una vez descendieron del tren le tomó de ambas manos y lo hizo girar con él en el andén, improvisando una especie de danza.
—Somewhere over the rainbow, skies are blue… and the dreams that you dare to dream really do come true…
Rob, venciendo el miedo al ridículo, ignoró las miradas de los pocos viajeros que también se habían apeado y siguió riendo.
Luego compartieron unos segundos de silencio en aquella estación desierta; una mirada cómplice; un beso.
Cada minuto que pasaba a su lado era imprevisible, emocionante. Y cuando poco después estuvieron ante una casa terrera con techo a dos aguas, cercada por una parcela llena de gnomos de jardín, Rob se dispuso a seguir adentrándose con él en lo desconocido.